27.5.08

FRIENDS

Cuando el hijo tiene problemas con sus amigos trato explicarle que las cosas son así con los amigos, que se descomponen y luego se arreglan. Y como si nada.

No le digo que hay que tener claro que las amistades también tienen sus ciclos. Sus procesos. Un momento están bien y al siguiente se las lleva la chingada. Un momento quieres y te quieren y al siguiente no eres su persona favorita o no son tu persona favorita. Por esto o por aquello. O simplemente porque como seres humanos somos tan pero tan silvestres.

Sería suave no enojarse, sería suave no tener que pasar tragos amargos. Pero también, no nos hagamos, sería suave de vez en cuando echarle en cara a este o a aquel, a esta o a aquella, los silencios, los portazos, la distancia, la mala vibra, los cómos y los por qués con un drama muy digno de Sarita Montiel, Marga López o aunque sea de Edith González. Sería suave -aunque no lo crean- que a uno le echaran en cara todo lo necesario de una sola buena vez. Lo de las dosis pequeñas no se me da. La dosis en gordo, tampoco hay que ser honestos, porque soy de lo más jota y llorona. Pero como las inyecciones, una sola, que duela gacho y voilá.

No le voy a los piquetitos leves pero tupiditos.

Insisto, de esto no le he hablado al hijo. Supongo que si se da el caso lo haré pero si no, ya le tocará a él descubrirlo y encontrar su propia forma de enfrentarlo o de no enfrentarlo. Ese ya será su asunto.


Yo, por lo menos, tengo mi blog. Y escribo lo que quiero o no lo hago. Punto. Pero cuando te enteras que tus detractores te leen casi al mismo ritmo que tus amigos, aunque sea para encontrarte más defectos, te dices bueeehh, por lo menos levanta el rating y si escupen, le escupen a su monitor y no al tuyo.

Fin de la reflexión nocturna tras una pizza del Jessies House al lado de tres niños que se moquetearon dentro y fuera de mi carro.

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