19.5.08

DOMINGO POCO CONVENCIONAL Y EL CORAZÓN DEL SEÑOR EQUIS

Este fue un domingo que rompió con muchas de la convenciones de mis domingos. Por principio amanecí acompañada: mi hijo estaba a mi lado y roncaba como un lirón. Cuando hablé de desayunar e ir a la función de las 11 am dijo, ¿y si mejor nos dormimos otro rato y vamos a la función de la 1? Fuimos al cine y para que nadie batallara con las palomitas, dejamos un siento vacío en medio y las colocamos ahí. Al terminar la película en vez de irnos a tener el domingo de siempre: Buscamos a su primo (pero no lo encontramos), buscamos a sus abuelitos (pero no los encontramos). Pero no nos dejamos vener y en vez de volver a casa a quedarnos a hacer nada nos fuimos a la casa que se ha vuelto mi segunda casa. Ahí estaban dos mafaldas y el hijo de una de ellas, al rato llegó el otro y eso ya parecía una fiesta pues también hubo pizzas del Jessies Pizza. Entre humo de cigarro, ropa recién lavada y niños gritando en el enorme patio, las horas se hicieron segundos. Saqué de esa casa las palabras te quiero muchísimo, sylvia, y a veces creo que tú eres frágil y yo soy dura y me da miedo que... no me acuerdo o no me quiero acordar cómo acabó la oración pero sí recuerdo que le dije que era ya prácticamente imposible que esta amistad terminara. Luego, la mafalda-genio-de-botella, me hizo reiki y me sacó algo del cuerpo (que se sintió como cuando Dumbledore con su varita se saca un dolor de cabeza o un recuerdo). Camino a casa dejé a mi hijo con su abuelito, porque una persona de 26 me llamó para pedirme ayuda con su hermana de 23. La hermana de 23, tiene años viviendo con la responsabilidad de una mujer de 36 y me permitió la entrada a su cuarto y a sus emociones y pasé dos horas escuchando a una mujer de 26 que a veces parece de 36 pero cuyo corazón es blando como cuando una tiene 16. Terminé y en vez de irme charlé en una banqueta y luego, me senté en un parque y hablé con otras tres mujeres que conozco de diferentes épocas y por diferentes razones; ya eran casi las 11 y a las casi 11 yo siempre, en domingo, estoy en casa. Camino a casa tuve la genial idea de pensar cosas tontas, cosas necias, cosas que no sirven para nada y como si eso no fuera poco tuve la más genial idea de hablarlas por teléfono por casi cuarenta minutos en los que pasé del enojo, a la risa, al llanto y a la culpa. Pero bendito sea, me llegó la cordura y me quedé más tranquila y asumo - o deseo- que la persona al otro lado del teléfono también. Estaba, ahora sí, a punto de hacer lo que hago todos los domingos pero decido -noséporqué- romper también con ese esquema y me vengo a la computadora donde me encuentro con la historia del corazón del señor equis, un interludio cómico escrito por una amiga que también tiene el vicio la catarsis y el gusto de escribir, me río, me río tanto, y entiendo, entiendo tanto. Pienso en el corazón de esta señorita equis (osea yo, sea o no señorita aún) y me digo que no puede iniciar el lunes sin que yo escriba de esto sin importar qué tan tarde sea ni qué tan temprano tengo que estar en pie mañana.

1 comentario:

Charlotte Corday dijo...

Miralo por este lado: puede ser que en algun momento hayas sido una mujer fragil; si eres fragil, te rompes facil. Pero, como ya se tiene la certeza (al menos eso se dice) que ninguna de las mafaldas es mujer de Una Pieza, significa que ya estas fracturada, fisurada, hecha piecesitas. Y mientras mas pequenios los pedazos, se vuelven mas resistentes (la fragilidad es directamente proporcional al largo... algo asi); entonces, quizás todavía tengas algunos pedazos de ti que falten hacerse mas chicos, romperse, ser menos frágiles... Pero don't guorry, we are here :) Te quiero sylvia :)