Necesito pegar un botón.Voy a mi clóset y saco mi pequeño y redondo costurero. Lo pongo en la mesa, me siento y el hijo me descubre. "¿Y eeeeesto?", dice. Le digo que es mi costurero. Lo abre y hace repaso de sus artículos: "¡Tantos hilos, agujas, las tijeritas, la cinta métrica, los alfileres! Es genial", admite. "Simplemente genial", agrega.
Lo mira y lo mira.
En lo que él ve un tesoro de hilos, yo veo el costurero como lo que es, un costurero. "Estas cosas son las que me gustan, así todo ordenadito, todo ahí brillando".
Y de pronto, conforme él continúa con sus ejemplos, ante mis ojos mi costurero, mi pequeño y redondo se transforma en las Minas del Rey Salomón (o algo parecido).
24.1.08
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