17.5.06

SILVIA ISABEL

Tiene un corazón tan grande como el de su mamá, pero sin duda más fuerte. Creció con un hermano a quien llamaba cada diez de mayo por ser "como una madre para mí", decía. Conoció a su papá el mismo día que murió su mamá. Vivió con Matías, su abuelo, un maravilloso zapatero que reparaba zapatos como un cirujano altamente calificado. A los dieciocho años se graduó como profesora, labor que ha ejercido hasta la fecha (con o sin aula, con o sin alumnos). Dos años más tarde conoció a quien suponemos su primer novio y único esposo. Antes de los 23, ya estaba casada. Entre 1959 y 1962 tuvo una hija y dos hijos con quienes tuvo que hacer circo, maroma y teatro para tomar nosécuántos camiones y recorrer nosécuántos kilometros (desos kilómetros que sólo hay en el DF) para llevarlos a la guardería, al kinder y a la primaria consecutivamente. Conoció a sus dos hermanas, hijas del papá a quien poco vio.

En 1970 sin tener la más pálida idea de lo que era un verano, vino a Sonora con hijos y maletas acompañando al marido en un empleo que cuando mucho duraría dos años. Se hizo al desierto.Tres años después, tuvo una hija más. Se graduó como profesora Español de secundaria. Estudió arte dramático. Actuó en el Emiliana de Zubeldía. Le gustan los chocolates, curiosamente sus favoritos eran Los Turcos que vendía la Tin Larín. Su hija mayor se marchó hace muchos años dejando atrás nombre y familia, vive en Turquía. Siempre la extraña. Sus otros tres hijos se hicieron, como ella, de palabras. Tiene siete nietos que por más que quieren no pueden escapar a las leyes de la genética y todos tienen algo de ella, en el rostro, en las manos o en las palabras. Su hermano, su amado hermano, murió el año pasado. Siempre lo va a extrañar.

Silvia, Silvia Isabel, quizá no piense en todo ésto regularmente pero existe una posibilidad que hoy lo haga.

Feliz cumpleaños.

2 comentarios:

Mercedes dijo...

Feliz cumple a tu ma.

víctorhugo dijo...

Eso. Feliz.