9.5.06

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En su novela The Saint of Incipient Insanities, Elif Shafak plantea: "When you leave your homeland behind, they say, you have to renounce at least one part of you". Ömer, el protagonista, al dejar Turquía, tuvo que renunciar también a una parte de sí: los puntos. Sí, los puntos que acentúan la Ö de su nombre. Llegando a Estados Unidos, Ömer tuvo que cambiar su nombre a Omer para facilitar su pronunciación y escritura. Hay quienes incluso le llaman Omar.

Los nombres tienen que ajustarse a los países. Te marchas a otro lugar, por las razones que sean, y tu nombre ya no es el mismo. Pierde sus acentos y por lo tanto su sonido, pierde su forma. Se pierde a sí mismo.

Tu nombre, cuando es extranjero, oculta algo.
Tú, como extranjero, callas algo, siempre.

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