15.1.06

DOMINGO EN GUAYMAS

A las once de la mañana salimos de la ciudad. El carro plata contenía a cinco almas. Dos infantes y una adolescente atrás, dos adultas (or sorta) al frente. Recorrimos bajo sol la belleza de un paisaje que pocas veces observamos, hablamos comosiempre, callamos comosiempre, reimos comosiempre. Música de fondo que cantamos/bailamos en la medida de lo posible.

En Guaymas nos recibió una casa nueva. Una familia prolongación de la mía y una mesa redonda con camarones grandes. El de casisiete jugó hasta el cansancio. Por la tarde conocimos una carretera nueva. A nuestro costado el inmenso mar, azul, radiante. Al otro lado, los cerros. Cómo no ser feliz.

De regreso, el atardecer. Las conversaciones hechas a la medida. Qué cosa tan suave es viajar en carretera.

Al entrar a la ciudad escuchábamos "ojos claros, labios rosas..." y yo no dejaba de pensar en unos ojos claros y en unos labios rosas.

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