20.1.06

COLOR ME BAD

Es un vicio. Lo sé. Y como todo vicio tiene sus consecuencias. Su precio. Sí, teñirme el cabello es un bendito vicio. Supongo que tendría su clase que yo fuera con mi Selene a que me lo tiñera una vez al mes. Entonces no sería vicio sino estilo. Pero lo que yo hago es el autoteñimiento, no sé por qué pero me ¡encanta!, sin importar el número de camisetas a las que le he dado en la madre. Sin importar las manchas en el piso, en la pared o en la puerta, que aunque desaparecen de la vista de todos, sé que están ahí.

Hasta ahora mi vicio estaba controlado, era un placer solamente pero desde hace unos meses la cosa ha variado. Voy, compro un lindo color que me promete un borgoña o un castaño rojizo y el resultado es otro. Totalmente otro.
En diciembre quise aventurarme con un violeta y el resultado fue un rojo granada, bonito sí, pero no violeta. El lunes pasado fue el colmo, compré un maravilloso castaño radiante (creo que el nombre de los tintes es tema para otro post) y una vez enjuagado el cabello... oh sorpresa: negro, negro, negro incandescente.

Negro inevitable.

El negro sumado a mi corte me hizo sentir como una chola irreverente (o algo así). El único remedio al día siguiente fue peinarse con una cola de maestra del tec. Por la tarde unos ojos bellos me dijeron que el color se veía muy bien (pero los ojos bellos supongo que me ven con belleza sin importar la facha).

Esta mañana el cabello no lucía tan mal, creo que terminaré acostumbrandome a mi castañoradiantequesnegroincandescente. Al igual que terminé acostumbrándome al violetaquenrealidadresultóborgoña.

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