15.8.05

EL HOMBRE QUE ERA EL DIABLO DEL DESEO

El hombre que tú soñaste para mí llegó con la piel equivocada
que era roja
llegó despidiendo el aroma indistinguible
del azufre de su tierra bajo la tierra
llegó con las pezuñas de cabra y con los ojos
de ciego.
El hombre que yo temí desde antes que existiera
era tu deseo
y era mi pesadilla.
Él iba a abrir mis rodillas y a sacarme del sexo
el hijo que tú querías.
Él iba a apretarme las bridas y a domarme
las ansias con la disciplina del amor.
El hombre que tú deseabas para mí
era más poderoso que yo.
Él iba a retozar en mi lecho y a beberme la sangre
noche tras noche y durante el día.
Él iba a darme la palidez y la debilidad y la cordura
de lo que es dulce y está muerto.
Él iba a desdoblarme como un mapa y a colocar
las banderas de su conquista sobre mis senos
sobre el ombligo, dentro del sexo
y en todos mis huesos.
Él iba a llevarme a su casa y a construirme
un mundo como el tuyo.
Pero el hombre que era el diablo del deseo
que tú querías para mí
aquí dentro de mi sexo
doblegándome de placer y callándome
con la lengua húmeda de sus besos
tuvo que medir fuerzas con las mías.
Él tuvo que sentir el mástil de mis banderas
sobre sus ojos, sus brazos, su sexo.
Tuvo que saberse pálido y débil y cuerdo
como lo que es amado y dulce y está muerto.
Él tuvo que vivir en la casa que yo construí.
Y justo como yo antes de que él existiera en mí
él me temió y él me maldijo
y maldijo el amor, la disciplina feroz del amor
la injusticia y la desigualdad de todo el amor.

Entonces
sin saber
sin notarlo apenas
llegó la mujer que tú nunca soñaste para mí.

De La más mía, Cristina Rivera Garza

1 comentario:

Manuel dijo...

gulp!