- Mi maleta estaba lista desde el jueves (nótese el deseo por dejar la ciudad).
- El viernes dormí casi cuatro horas (nótese el deseo por llegar reluciente y fresca a la playa).
- El hotel otrora conocido como Club Med tiene habitaciones muy parecidas a las de un hospicio francés o alemán (no conozco ninguno pero así deben ser), sin embargo la vista a la laguna lo salvó de que yo le diera 2 estrellas.
- Smirnoff, jugo de cranberry y un red bull se acomodaron bien en la habitación y en el ánimo para guapearse.
- La boda fue simplemente GENIAL, no sé por qué dejé de ir a bodas (bueno, sí sé, pero en realidad, no sé).
- Bailé mucho mucho mucho (y con unos zapatos morados pre-cio-sos).
- El frente frío y el aire despeinador no fueron demasiado graciosos (pero tampoco insoportables).
- La mesa debió ser más grande, estoy segura de que me perdí chistes de la otra mesa de compas del trabajo y de que ellos los nuestros, pero aún así, la convivencia fue divertida (especialmente cuando uno de los extranjeros desapareció mis-te-rio-sa-men-te).
- No nadé, agua de alberca: helada (lo dicho, hotel-hospicio).
- Había un congreso o algo de Herbalife (no sé si esto sea importante pero lo quería decir).
- Me comí mi primero coco preparado con callo y una serie de salsas deliciosas.
- Y tuve un cierre con broche de oro que jamás escribiré aquí.
1 comentario:
Je, ese cierre con broche de oro... tal vez JAMÁS lo escribas, pero ya a nuestra imaginación (la de cada quien) se lo platicaste
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