Me dormí más allá de la 1 por leer yasabenqué.
A las 4 am. la alarma de mi casa, que tiene principios de histeria, se volvió loca anoche. Se prendía, se apagaba, su sonido era angustioso, como si estuviera ronca pero a fin de cuentas no dejaba dormir. La apagaba, se encendía, la insultaba, se encendía. A las 4:45 en un ataque de locura agarré tijeras y corté un cable.
A las 5:45 sonó mi despertador. Quise matarlo, también.
Lo ignoré por un buen rato, es decir sonó cada 10 minutos unas tres veces.
Después de la cantaleta, vístete, desayúnate, lávate los dientes y péinate, íbamos camino a la escuela. Dije bien ÍBAMOS pues la llanta de mi carro tenía mi aspecto: sin aire, sin ánimos, frágil-frágil.
Pues ai te voy a vuelta de rueda -ponchada- a la gasolinera que no está tan cerca como una llanta ponchada desearía.
Aire en la llanta. Camino a la escuela de él y luego a la mía.
Me estaciono.
Entro a mi oficina y lo único, lo único, lo único que quiero es un café, tomarlo y exhalar diciendo: ah, es viernes.
9.5.08
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario