Hace un año y cacho ya decía yo por aquí que me topé con Aquiles una deliciosa novela poética de la inglesa Elizabeth Cook (paréntesis para decir que tuve la gran idea de intercambiarlo temporalmente por un libro de Banville y heme que todavía tengo a Banville y de la Cook ni sus luces) (fin de la catarsis), bueno pues les decía. Cook logra un ejercicio poético divino sobre la vida y muerte del susodicho Aquiles.
Bien, pues ahora, heme entregada en las noches (sólo en las noches) a leer la versión que (San) Alessandro Baricco hizo de La Ilíada de Homero. Esta versión surgió de la gana de hacer una lectura en voz alta del poema épico; y al italiano se le ocurrió armarla sin el narrador omnisciente así que lo que escuchamos son las voces de todos aquellos que participaron en la (¿bendita?) guerra de Troya. Se apoya en el texto original y en algunos otros textos que van desde poemas a obras de teatro para extender las precisiones sobre los hechos y los personajes. Escuchamos a Helena, a Príamo, a Eneas, a Briseida y a muchos muchos más.
Anoche, leí de labios de Helena como Paris, su joven raptor, huyó de la furia de Menelao, el encendido esposo de Helena. Un momento intenso y tremendo que desgraciadamente no pude disfrutar del todo porque llegó un momento en que por más que lo intentaba no podía sino ver a Orlando Bloom vestido del fifirucho de Paris, sacándole la vuelta a los espadazos (y al honor troyano).
Detuve mi lectura y honesta como soy me dije: "muy lectora, muy lectora pero qué requetesuperficial eres Sylvia".
p.s. 1. no me puedo acordar pero casi puedo asegurar que cuando leí Aquiles de la Cook, sólo veía la cara de Brad Pitt, pero eso, eso no importa, entre Pitt y Bloom hay toda una épica de distancia.
p.s.2. por cierto, si a alguien le interesa leer esa Ilíada de Baricco, mándenme un mail que les tendré una sorpresa.
14.4.08
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