Hay días así.
En que la cama es la mejor guarida y la almohada el mejor guardián.
Hay noches así, de pasos lentos, de palabras pocas, de motor del refri como única voz.
Pero también hay amigas así.
Que viven a una cuadra de tu casa. Que viven a una llamada de distancia.
Que te dicen de cerca, de lejos que todo va a estar bien.
Porque no hay nada, realmente nada que provoque los días así.
Son días y ya.
Así.
Días en que el teléfono suena y te sientes mejor y eso, me gusta.
11.2.08
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