Imagine que usted es adoptado y siempre lo ha sabido, imagine que a los treinta años le dicen que su madre biológica ha llamado y que se pone a su disposición por si quiere hacer contacto. Imagine que usted lo hace. Imagine que su madre biológica le dice "vamos a vernos" y usted dice, "todavía no". Imagine que las llamadas continúan, que su madre biológica le dice ponte el sueter antes de salir. Imagine que su madre biológica le dice "vamos a vernos" y usted le repite que "todavía no" y ella le dice "¿por qué no?, ¿por qué no me quieres ver? ¿por qué no me amas?" y usted le dice "no es eso" y ella insiste: ¿Por qué no nos vemos, por qué no me adoptas?" Imagine que su madre biológica se enoja porque usted no le envió nada de día de san valentín. Imagine que su madre biológica le admite que en su familia todos son extraños, ¿se sentiría usted extraña?.
Imagine ahora que después conoce a su padre biológico. Imagine que él, para hablar con usted, la invita a almorzar a restaurantes de hoteles. Imagine que usted no puede dejar de pensar que hay algo sospechoso en eso y que cree que en cualquier momento él pedirá una habitación para ambos. Imagine que su padre biológico le pide hacer una prueba de DNA. Imagine que después no quiere compartir el papel con los resultados.
Imagine usted que su madre le dice que su madre ha muerto. Imagine usted que su padre lo lleva a conocer a su padre.
Imagine usted que no puede imaginar quién es usted en realidad. Imagine usted a la genealogía como una duda constante.
O bien, simplemente, lea The mistress's daughter de A.M. Homes.
29.5.07
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