Ayer tuvimos oportunidad de convivir con algunos de los escritores que ya han llegado a TJ para participar en el Lab. Nos fuimos al Café Latitud en Playas de Tijuana.
Quien haya visto ese mar, con esa brisa, con esa noche y esa música, entenderá de lo que hablo. Frente al mar siempre pasa eso, te ruge y te dan ganas de rugirle como dice la Bjork. No, no rugí, tan sólo le di unos sorbitos a mi capuccino y pensé que esa era la mejor manera de cerrar un fin de semana.
P.S. Extraño al de siete.
19.6.06
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1 comentario:
Sé de lo que hablas. Qué bueno que estés tú para describirlo.
Saludos.
p.d. De hecho, si tomas fotos te sorprenderás de que en la imagen aparcerá una belleza másgicamente adicional. Un atardecer en esas playas resulta casi ntan bello como la luz en Génova.
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