Al mediodía comimos tacos dorados, es la comida favorita de Luis. Yo me comí dos, él como cinco tacos. A todos les echó crema, queso y lechuga. Papá le dijo que comiera con tranquilidad, “despacio, Luis, despacio” le repetía. Pero mi hermano estaba muy en sus tacos. Luego él se fue a jugar a la calle, yo me quedé con mamá terminando la cocina. Me gusta ponerme su delantal mientras lo hago.
Luis regresó al rato, se agarraba la panza. “Me siento mal, me siento mal”, decía. De pronto salió corriendo al baño pero no llegó. Vomitó toooodo el pasillo. Mi mamá se levantó a limpiar, yo tenía mucho asco. Luego Luis y yo comenzamos a pelearnos, mi papá salió de su oficina.
No sé cuánto tiempo pasó, ni qué pasó. De repente ya estaba sentada con mi hermano y mi mamá viendo la tele y mamá nos ofrecía nieve.
En la noche mamá nos fue a dormir, cuando apagó la luz y la casa se quedó en silencio, di gracias a Dios por nuestra tranquilidad.
(léase antes o después de leer los posts llamados Resistencia y Derrota)
7.2.06
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2 comentarios:
Me decidí a inscribirme en blogger, entre otras cosas,para poder comentar en su blog.
Me han encantado los tres post y tenía que decirlo. Soy lectora asidua y espero con ansias la continuación. ¿acaso será esto parte de la nueva novela? pues me encantaría leerla completa.
Saludos de una fan de chilangolandia.
Cloe, bienvenida a este adictivo mundo. Gracias por tus comentarios. Esta historia a tres voces forma parte de un librillo de relatos que se llama Presente Perfecto, de la novela aún no me he decidido a subir nada, ya veremos más adelante.
saludillos desde este desierto
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