Sabía poco de ella. Pocas cosas, casi nada, prácticamente podría enumerarlas: 1) a sus sandwiches no les ponía mayonesa, 2) prefería la coca-light, 3) los besos, con mordida, una leve, pequeñísima en el labio inferior, 4) olía a vainilla, 5) elegía a las escritoras y a las películas españolas por sobre las demás, 6) la cerveza siempre oscura, nunca clara, 7) tenía tres hermanas, 9) elegía el lado izquierdo de la cama, ¿o será que yo atesoro el derecho?, pensó antes de decir: 10) no creía en nada y a veces sentía que sería bueno creer en algo.
Por eso cuando la casualidad le trajo a la hermana de ella, cuando la casualidad los llevó a charlar sobre esa mujer - de quien sabía pocas cosas, casi nada -, no pudo sino sentir emoción. No, emoción es poco, fascinación. ¿Quién no se fascinaría? y es que ella, en la tele, prefiere los noticieros y mientras los ve toma notas y si mientras toma notas se topa con una palabra nueva corre al diccionario, lo revisa y después, sonríe para sí, gustosa de lo aprendido.
Es cierto, sabe poco de ella, pocas cosas que son, en realidad, casi todo.
23.2.06
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1 comentario:
Falta el número 8.
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