16.8.08

ISABEL BARRAZA ZAMORA

Mis bisabuelos Matías y Luisa (la niña Luisa) tuvieron tres hijos y sólo una hija: Isabel. Ya he dicho, Luisa murió joven y Matías se encargó de ser papá y mamá. Isabel, siguiendo la tradición de las mujeres de su familia (o de la época) estudió en la normal. Era maestra de primaria. También enseñaba francés.

No sabemos cuándo o cómo conoció a Samuel Zéleny.
Se casaron a principios de los 30's. En casa, hay una foto. El vestido de novia de Isabel es bellísimo, la cola larga da vuelta y se acomoda elegantemente en la alfombra. Están de pie. Ella es hermosa, cara pequeña, cabello oscuro, labios delgados. Él, tiene la nariz que distingue a uno de mis hermanos. Delgado, guapo.

Tuvieron dos hijos: Favio Alejandro y Silvia Isabel.
Mi tío y mi madre.

No sabemos cuándo ni por qué, Samuel e Isabel se divorciaron en esa época en que la ente no se divorciaba por miedo a. Favio era muy pequeño, Silvia apenas iba a nacer. Isabel debe haber tenido miedo o rabia, pues ¿por qué otra razón dejaría el DF para dar a luz a su bebé en un lugar pequeño a dos mil kilómetros de distancia? ¿Por qué otra razón nunca-nunca les hablaría a sus hijos de Samuel?

Isabel trabajaba mañana y tarde.

Clases aquí, clases allá. (Ella no hizo lo que algunas hemos hecho cuando un matrimonio se acaba, volver a la casa de los padres a recuperar fuerza). No, ella vivió siempre aparte con sus hijos. Muchas casas, muchas rentas. Mucho, mucho trabajo. Deben haber sido años muy pesados, pero de alguna manera se las ingenió para dejar en mi madre y en mi tío sólo recuerdos bellos. Mi madre habla de las idas al cine, al parque, de los pastelitos antes de ir a casa. De ir a ver el desfile del 20 de noviembre y escuchar el grito el 15 de septiembre.

En casa de mi madre no había padre. Nunca lo hubo.
Estaba Matías, el abuelo, lo más cercano a un padre y lo más hermoso en un abuelo.

Isabel Barraza Zamora murió a los 37 años del corazón.

Isabel, dejó a sus hijos apenas adolescentes, ¿14 y 16? ¿15 y 17? no lo sé. Dice mi mamá que en el funeral un dedo apuntó a un hombre y una voz le dijo: ese es tu papá. Papá no era palabra en su vocabulario.

Mi tío, ya adulto, se veía con Samuel de cuando en cuando. Tardó en convencer a mi madre de conocerlo. Mi madre y Samuel se vieron un par de veces cada tantos años, en el inter ella se convirtió en profesora, en esposa, en madre.

En mi familia, no sabemos por qué Samuel nunca hizo lo que hacen los papás incluso cuando viven en otro lado y tienen otra familia. En mi familia no sabemos por qué Isabel nunca habló de Samuel. Tampoco sabremos por qué Samuel, una de esas veces en que lo visitamos, nos llevó a su estudio y nos mostró las muchas fotos que de sus hijos le enviaba Isabel cada tantos meses. Mi madre y mi tío de 2, 3, 4, 6, 7 años. Mi madre y mi tío con un pastel o vestidos para la primera comunión. Mi madre y mi tío descritos con el puño y letra de mi abuela, con el día y la fecha.

Lo he pensado siempre pero hasta ahora lo digo, Isabel no podía morir de otra cosa que del corazón.

2 comentarios:

Pina dijo...

qué buena onda ser tocaya de tu abuela (¿verdad Fita?)...
¡qué mujer tan admirable!

Anónimo dijo...

Si google no miente eres la mujer que escribió el libro que tengo en mis manos, hoy por la tarde ese ruidito ansioso que a veces padezco me pedía buscar algo, y encontré tus letras en una lejana librería. No he podido parar de leerlo. Volveré una y otra vez a él..
Es hermoso. "una no habla de esto".