20.4.08

MURAMAKI INTERVENIDO

Sentada en el sofá barro la estancia con la mirada cuando, de improviso, me doy cuenta de que es el lugar en el mundo que he estado buscando durante largo tiempo. Un hueco en el mundo, un lugar escondido exactamente como éste. Pero hasta ahora se trataba sólo de un lugar secreto en mis fantasías. Ni siquiera creía que un lugar así existiera en realidad. Aspiro una bocanada de aire con los ojos cerrados y el aire permanece dentro de mí como una dulce nube. Es una sensación maravillosa. Acaricio despacio con la palma de la mano la cubierta color azul del sofá. Me levanto, me acerco a la ventana, levanto la persiana poso suavemente los diez dedos sobre la ventana amarillenta. Cierro la persiana, doy vueltas por encima de la alfombra, estampada con un motivo de figuras geométricas. Enciendo la lámpara de pie, la apago. Contemplo uno tras otro, los cuadros de las paredes, luego vuelvo a sentarme en el sofá y continúo leyendo el libro. Me concentro en la lectura. No hace falta nada.

Haruki Murakami, Kafka en la orilla (con la intervención en cursiva de esta autora).

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