28.1.08

Y CON USTEDES: ¡EL FONDUE!

Finalmente le dimos uso a la preciosa ollita de fondue. Era sábado, éramos dos y de pronto ya éramos cinco, luego siete. Siete personas, cinco mujeres, dos varones, cinco adultas, dos menores: metiendo su cachito de pan en el humeante y delicioso queso suizo. Frente a nosotras el televisor, serie de mujeres encaprichadas por ser felices. En nuestros dedos, el estambre, nuestras manos encaprichadas en hacer bufandas.

El verbo se hizo forma.
La forma se hizo velada.
La velada se hizo espontaneidad y belleza.

Había aceitunas, vino tinto, galletas varias, cariño mucho. Había conversación entre uno y otro capítulo y, alrededor de nosotras, la atmósfera única que se construye cuando un grupo de mujeres se reúne.

En mi casa, amigas de siempre y las amigas que comienzan a ser las de siempre. Faltaron dos integrantes del grupo: la cineasta y la orientadora emocional (si sabe que le llamo así, me mata). Pero es bueno que la gente falte, eso es un pretexto para volver a unir quesos, fuego, alma, estambre y entusiasmo, en el calor de una ollita de fondue.

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