1.9.06

DOS, EN BICI, STORIES

1. Dicen que cuando le regalaron su primera bici se fue con tío, hermanos y primos al gran parque de la gran ciudad. Dicen que recibió las primeras instrucciones pero que seguramente la emoción del primer paseo no le permitió prestar atención a todas y cada una de ellas. Dicen que se subió a la bici como quien se sube a la vida: con grandes expectativas. Pedaleó, pedaleó y pedaleó. La banqueta como el mundo. El viento en sus mejillas. El goce.Los ocho años.

El golpe.
Fue a darse, de frente con el único árbol del espacio ese que antes había sido el mundo. No sé qué hizo después.

2. Dicen que pedí mi bicicleta para navidad, en septiembre. Semana tras semana rogando por la piedad de Santa Clós. Dicen que Santa no la trajo, los Reyes sí. La alegría inminente. Dicen que el mismo tío, los mismos hermanos y los mismos primos se encargaron del entrenamiento. No en un parque, no en una gran ciudad. En la calle de la pequeña ciudad en el norte. Veinte años después. Dicen que me subí a la bici como quien se sube a la vida: con temor. Pedalear. La banqueta como lo incierto. El viento en los ojos. Alegría.

El golpe.
La dureza de la calle en mi rodilla. Sangre. Dicen que patee y arrastré la bici a casa vociferando en lágrimas: “No sé para qué pedí una bicicleta!”.

Pasó el tiempo y un día, supongo, superamos esa primer caída.
Pero, ¿cuándo las siguientes?

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