Mi hermana sujetaba mi mano.
No era mucho más grande que la mía.
Luego.
Vino el tiempo.
Pasaron meses, años, hijos.
Vino la edad.
(No es necesario mencionar que también vino la distancia).
No sé qué día dejé de verla, sólo pasó. Dejé de tenerla a mi lado, de compartir la casa, la habitación. El apellido. Y "en algún punto la ausencia se convirtió en una costumbre". Así.
Mi historia con ella... No. Corrijo: la historia de ella reapareció meses, años, hijos y edad después. Vi de nuevo a mi hermana. La situación era otra. Frente a frente, sí (y es necesario mencionar que a pesar de eso estaba la distancia).
Una vez la soñé. Me vi de nuevo, de pie junto a ella. Estaban el parque el sol los columpios el sube y baja. Su mano sujetando la mía. No sólo recuerdo el sueño ahora, también siento toda la nostalgia que trae consigo. La certeza de su ausencia. Caí en una tristeza que no descubrí hasta muchos meses, años, hijos después. La edad.
Empecé a recordar otros episodios como el del parque.
Y eso es todo.
3 comentarios:
Esta historia es tan parecida a la mía y de mi hermano, sólo que éste no ha reaparecido... sólo su voz alguna vez en el teléfono, desde muy lejos...
Cada vez que cuentas algo de "ella" recuerdo a una pareja que vi una vez en un viaje a París. Creo que llevaban niños.
Ella esperaba un vuelo a no sé dónde, Yo regresaba a Hillo. Esa mujer iba vestida con esa ropa de "allá" y su acento (cuando habló en español) me sonó al de "acá".
Nunca supe su nombre ni menos de dónde era, pero cada que hablas de "ella" tengo la sensación de que pudo haber sido la misma persona.
Un abrazo para ti. Y (aunque no puedas dar)un saludo a "ella" de parte de un amigo -y excompañero suyo- que por aquí que la recuerda con sigular afecto.
Cuando te leo, pienso que en algún lugar con distancia, hijos y edad, iguales a los tuyos, Ella te sueña y recuerda un día en el parque, tu mano, el sol...
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