Ayer revisaba esta página, mi hijo estaba cerca, ¿qué es? preguntó. Le expliqué y le mostré que yo también estaba ahí. Vio la foto, se descubrió en ella. Me dijo: elegiste esa foto porque yo estoy ahí, ¿verdad? Asentí. Me abrazó.
Se fue a su habitación. Volvió y yo ya estaba en mi blog, apunto de darle click a uno de mis links. ¿Y esa página de qué es me preguntó? Es mi página, le dije (y entre mí pensando que sabía que un día llegaría este momento). ¿Tu página? ¿de qué es tu página? Le expliqué, le mostré. Le leí en voz alta el post de Jumbo. Se rió, se apretó de mi cuello, me dio un beso. Me dijo: así fue, ¿verdad? ¡qué chistosa eres mamá!
No se fue a su habitación. Arrastró una silla, se sentó a mi lado y me pidió que le enseñara más. Elige una fecha, le dije. Quiso que leyéramos algo de marzo de dosmilseis. Busqué y me topé con un post que me gusta mucho, "No nos gusta lastimar". Mientras leía, miraba de reojo al de ocho. Sus ojos más abiertos que nunca, su sonrisa más hermosa. Otro abrazo, otro beso. Le leí uno o dos posts más.
Inhaló, exhaló y dijo: ¿puedes escribir de tantas cosas... y lo haces sobre mí? Asentí, (no le dije: ¿cómo no hacerlo si tú eres oh boy, my boy?).
Apagué la computadora y me senté con él en nuestro sillón azul.
25.6.07
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2 comentarios:
Es curioso que el personaje principal de tantas letras y sentimientos se haya dado cuenta de su existencia como personaje de tantas experiencias... y que lo agradezca, y lo disfrute...
Saludos!!
Ay entre los dos me hicieron llorar... creo que la recompensa más grande que te han dado son esos besos y abrazo de tu boy.
:'( ahora dame una receta para los ojos rojos y llorosos no?
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