Sacar la palabra del lugar de la palabra
y ponerla en el sitio de aquello que no habla:
Roberto Juarroz
- No es fácil narrar. No es fácil narrar a Omar. ¿Qué les puede uno decir de él que sea de utilidad para conocer-lo y conocer-su escritura? Platicar que es estudiante de artes, fotógrafo, poeta, herrero, basketbolista, futbolista, lector de Roberto Bolaño, amante pleno del té y observador de la bugambilia no basta. No. También hay que decir que es tijuanense, que tiene visa, que vive en La libertad. Que usa anteojos.
- No es fácil narrar a Omar.
- Dice que su mamá, Doña Sara, no salió durante su embarazo, tenía miedo que el Omar le saliera “mongolito”. Pero nació sano, dice que sus hermanos: le contaron los dedos,/ le miraron los ojos a ver si parecía o no “mongolito” / le midieron la cabeza con cuartas usando de referencia a/ otro recién nacido de la cuadra, le hicieron cosquillas, le hicieron llorar, verificaron su latido… Omar era completamente normal.
- La mamá de Omar era poeta. Omar dice que Doña Sara escribía: de su casa, padres, hijos, Marcos, de su pueblo, de su calle en la Libertad, de sus plantas, de su muerte. Dicen que cuando ella murió Omar se encerraba en sus versos y no quería salir.
- Luego vino la escritura: Omar comenzó a escribir a escondidas en las páginas secretas de su cuaderno de tercero. Omar es poeta, escribe de su casa de sus padres, de sus hermanos, de sus sobrinos, de La Libertad, de su vida. Dicen que Omar no se encierra en sus versos pero no le gusta salir de ellos.
- Ha publicado dos poemarios: Primera persona: Ella y La Libertad: Ciudad de paso.
- Su poesía es un asunto personal, un asunto privado entre él y su lector. En su poesía sobresale la construcción de lo cercano. En su poesía sobresale el humor. El lector emite dos o tres sonrisas a cada vuelta de verso, el mundo lúdico es para él un asunto serio. En su poesía sobresale la narrativa, las líneas de una historia –la suya, la de cualquiera-, las líneas de una vida, las paredes de una casa que sudó con tal de no caerse, de un cuarto que guarda el aliento a medicina, de la primera bicicleta, de pasillos simultáneos, de ventanas que se miran.
- Quizá él tenga razón y su poesía trata de señalar lo que nadie le creería. Ni él si se lo platicara a sí mismo. Tiene que escribirlo.
- Omar Pimienta tiene siempre las manos ocupadas en un teclado insensible intentando hacer que el recuerdo no sea ruido, que el aire no tenga canas, que las líneas dejen de contener. Intentando que el lenguaje y la forma le sean fieles a la experiencia, intentando sacar la palabra del lugar de la palabra y ponerla en el sitio de aquello que no habla: consciente siempre de que no es fácil narrar.
Notas: 1) Texto leído en la presentación de Omar Pimienta. 2)Llas cursivas provienen del poemario Primera persona: ella y de La Libertad: Ciudad de paso
2 comentarios:
Qué buen texto, Sylvia.
gracias mil, román... te toca hacer un post sobre el reciente cumpleaños, no?
un abrazo apretado,
S.
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