Estaba mi amigo con su novia y el otro amigo que es un poco mamá de todos. Y mi shampoo en casa de la mejor roommate del mundo y la cama y la cobija de colores y las botellas de vino donde siempre. Y estaba la Laurita en el DDS a quien sólo pude ver una vez. Y estaba la línea tan larga como de costumbre y tan llena del mundo que a veces no se comprende. Estaba también la museógrafa en labores de museógrafa. Allá, más allá, estaban el fotógrafo, la filósofa y la hija con los ojos más bellos que nunca.
Estaba pues esa ciudad de la que todo mundo habla y a la cual Cerati gritó: gracias por venir.
22.11.06
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario