Después de no sé cuántos meses de no dedicarle el tiempo merecido a mi familia este fin de semana estuvo más que enfamiliado. Mi hermano mayor vino de visita. Así que básicamente todo en casa fue tamaño familiar. Abrazos , comidas , postres, coca-colas , bolsas de hielo: todo family size. El asador nunca se sintió tan asediado. Hace mucho que no se lavaban tantos trastes, ni se reía tanto.
Ayer, yo me estrené como paellera. Que si bien no quedó todo lo amarilla que se desea, logró un sabor exquisito. ¿O será que mi familia me quiere tanto que no se atrevió a admitir lo contrario?
Como sea, este breve espacio de family matters fue como una caricia en el alma.
6.11.06
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