Esto ocurrió ya hace días.
Esto, creo, debió ocurrir dentro de años.
El caso es que mientras el resto de los padres y madres de este mundo se muerden quizás las uñas sólo de pensar en el momento en que sus retoños vengan con todo su firmamento a preguntar ¿de dónde vienen los bebés? yo, para variar, experimento otra cosa.
Estamos viendo Malcolm in the middle (nuestro segundo programa favorito) y un personaje le dice a otro:
- ¿qué no eres gay?
- no, claro que no, ¿por qué lo crees?
El de siete, el de las tres puntadas, me dice:
- ¿qué es gay? ¿cómo es un gay?
(tres segundos, quizá cuatro para garabatear en mi mente una respuesta que cumpla con los requisitos que mi conciencia me dicta y que aclare las dudas de tres puntadas).
- ah, pues un gay es...
No, no les diré qué respondí. Y lo que es peor, tampoco les diré lo que él respondió a su vez porque además de que quizá sea políticamente incorrecto hay que guardar cierta intimidad incluso en este blog. Pero sí les puedo decir que los dilemas del resto de los padres y madres del mundo me vienen guangos.
13.9.06
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