La negra me regaló Excluídos en el DF. No la leí hasta llegar a Hermosillo. O más bien, llegué a Hermosillo a no leerla. Comencé, sí. Vaya que comencé. Pero fui incapaz de continuar la lectura. Una amiga me la pidió prestada, se la entregué como si eso fuera la llave de la tranquilidad. Ella tampoco pudo avanzar más allá de las primeras páginas.
Meses más tarde renté La Pianista, versión cinematográfica de otra de sus novelas. Pasé una semana hundida en el desconcierto más feroz.
No es que ahora esté lista, creo que uno nunca está del todo listo para autores como Jelinek o como Coetzee, pero es momento de acercarme. Por razones inexplicables, requiero de esa forma que tiene ella de mostrar la imposibilidad, la decadencia, el dolor. La ausencia.
Pero no está.
Se ha vuelto tarea imposible encontrarla.
¿Dónde está Jelinek? y, lo más importante, ¿por qué no está? ¿quién la tiene? ¿quién la lee?
18.11.05
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