27.9.05

APUESTA (de vida)

Mamá llegó el domingo. Todos se preparaban parair al aeropuerto excepto yo. No quería estar ahí, al lado del cristal, esperando mi turno para romper en llanto. Porque ella sólo traía a cuestas la soledad del que está de luto. "¿Vienes?", me dijeron cuando llegó la hora. "No", dije y por primera vez, nadie preguntó por qué.

Pero unos minutos después las paredes comenzaron a ahogarme, el techo pesaba, el piso no era el terreno cierto de todos los días. Tomé mis llaves y me fui al aeropuerto.

Sí, su llegada fue todo lo triste que esperaba.

Ya en casa,
lloramos juntas.
Sacamos todo aquello que veníamos cargando durante la semana.
Hicimos acuerdos.
La muerte de alguien siempre trae consigo una apuesta de vida.

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