CORRA

Cuando no encuentre más que hacer, corra. Póngase sus audífonos y deje que su cuerpo sude y que el cabello se despeine. Corra, si no sabe qué hacer o sentir, corra. Uno, dos, uno, dos, corra y que en el latir acelerado se le vaya esa sensación, esa rabia que tiene porque las cosas cada día se ponen más feas en esta ciudad, en este estado, en este país, continente, mundo, universo. Corra y en el correr deje ir la tristeza por los que ya no están, porque dejaron su cuerpo débil en un auto o porque se marcharon, otra vez, a vivir a otro continente sin dar señales o dirección postal. Corra y en el correr deje salir las lágrimas por ese alumno suyo que fue asaltado y secuestrado y de vuelto a casa vivo pero con miedo, con paranoia, con insomnio, con temor de todo lo que le rodea. Corra y en el correr desee con toda el alma que quien está enfermo sane que quien es abuela se mantenga erguida por sus muchos hijos y nietos. Corra y en el correr deje ir esa sensación que ha aplazado tanto porque usted se ha empeñado en sonreír en hacer reír a sus contactos de messenger, de celular, de twitter, de facebook, de su cuadra, porque usted trata de ser esa carita feliz que le levante el ánimo a otros y no se ha dado ni tiempo en pensar si usted está o no de ánimo porque su ánimo sólo sube si ve que su alrededor está bien. Corra y en el correr deje ir su preocupación por los otros que han sido asaltados, heridos o incendiados por algo que no está en su control. Corra y cuando corra, corra bien fuerte  para que llegue cansado a casa y duerma sin pensar en nada, en absolutamente nada. Corra, corra por su vida que esa es la que vale para que esas otras vidas que lo rodean no se vengan abajo.