Después de un rompimiento amoroso una mujer hace prácticamente lo que sea para superar el duelo. Corte y tinte de cabello. Redecoración en casa o renovación de clóset. Vaciar cajones con pertenencias del ex (llorando al ver cada objeto, claro, si no es que aventándolos a la pared más lejana). Cafés y reuniones con amigas que no le dirán telodije pero lo pensarán mientras le echan azúcar light a la taza. Visitas al terapeuta, al masajista o al manicurista (para estos casos cualquiera es sanador). Hasta que alguien le dice o bien, ella misma se dice que la situación es intolerable, que tiene que salir de ahí, toma llaves, se monta en el auto pasa por su mejor amiga y se va a un grupo llamado Relaciones Adictivas Anónimos.
Una vez ahí, entre hombres y mujeres que jamás ha visto, la mujer del duelo, se lo piensa mucho para levantarse, decir su nombre en voz alta y admitir qué fue lo que la llevó ahí. La amiga, en cambio, se levanta como si estuviera ahí para recibir el Óscar y como si los que aplauden lo hicieran por su actuación como actriz de reparto (en una película de amigas y confidentes) y no porque ella, también, acaba de salir de una relación adictiva (consigo misma tal vez).
El grupo en cuestión, es lo más parecido a un Club de Solteros que a un lugar de autodiagnóstico y de apoyo para quienes se han perdido en un nosotros tan inexistente casi como la capa de ozono. Cuando alguien llora o se viene abajo después de compartir (ah sí, porque ahí a platicar se le llama compartir) su testimonio, sobran los abrazos que se extienden más de lo que la etiqueta advierte; cuando alguien se queda como flotandito en soledad, recibe la misma cantidad de números telefónicos.
Mientras la mujer en duelo no encuentra kleenex, la otra no encuentra pluma para anotar todos los e mails que le han dictado "para cuando te sientas sola". La situación de pronto es de comedia francesa (o gringa, a estas alturas ya todo es igual) y el dolor se convierte en risa y la risa, con suerte puede llevarla a pensar que en un grupo de anónimos todos son homónimos y el corazón doblado todos, todos, lo han tenido alguna vez y el carácter de obsesivocompulsivo siempre se esconde bajo la finta de alta autoestima de cualquier transeúnte.
La mujer no lo sabe (la amiga ni siquiera lo piensa pues sigue ocupada anotando e mails) pero llegará un día en que esto, esto no dolerá tanto. Y dejará de hablar de eso.
18.9.09
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2 comentarios:
aush!
pinchi!
aush!
ps.
olvidaste la parte de: todas las canciones de amor hablan del "eso"
jijadelacuruca quiero que sepas que me tiene obsesionada tus pecesitos invisibles.
antes me metía para leerte y ahora es para leerte y darles de comer.
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