Queda en el rostro una sonrisa bien, muy bien, pintada, un color entre bronceado, cobre y aycómoarde, una sensación de alegría, tranquilidad, un alma completamente encantada de pasar esos días con el alma paralela que por razones del destino vive en otra ciudad.
Sí, después del mar, la arena y el sol Una se queda con una energía envidiable.
Ahora restan algunos días de descanso y de desvelos sonrientes antes de volver a la oficina, al escritorio y al aula.
28.7.09
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2 comentarios:
No se va lo de "una", Luna.
no, no se va...
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