AYER

Cerré un círculo de casi tres años. No estaba planeado que fuera ayer, no sabía bien cuándo ocurriría en realidad. Simplemente ocurrió. Ahora hay que imprimir, guardar en un cajón por unos días. Luego comenzar lectura con lápiz en mano para hacer tachoncitos, anotaciones, realizar los cambios en pantalla y voilá: usted ha acabado el proyecto por el cual sudó lágrimas y mocos (diría sangre, pero no creo que haya habido sangre, a menos que un día me haya hecho de esas dolorosas cortaditas de papel).

¿Cómo me siento?
Contenta, claro.