Hénos aquí. De vuelta a la oficina, con abrazos de año nuevo a cada vuelta de esquina. Con cara de que estamos listos para iniciar pero, en realidad, con el deseo oculto de estar todos en casa en cama con el control remoto a la mano y bien desayunados.
Anoche superé el domingo insomne tradicional en todo regreso a clases, dormí como una princesa (claro, yo no puedo dormir de otro modo). Me levanté de buen humor, tanto que hasta café me hice. El príncipe de la casa vivió otra experiencia. Casi a rastras lo saqué de la cama después de las mil excusas que presentó para no ir a clases: no tengo el libro del tercer bimestre, no tengo uniforme, hace DEMASIADO frío... etc., etc., etc.
Lo bueno es que hoy regresan las comidas al lado de la ONU, que es lo que hacen esta vida mucho más llevadera. Tenemos una baja en el día, pues una representante logró tener el accidente más extraño del universo: una astilla en el ojo (nadie le ha dicho que las astillas van en las yemas de los dedos) y cual Catalina Creel está en su casa, reposando. Pero ya vendrá y estaremos completos y juntos nos quejaremos del inicio del semestre.
5.1.09
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2 comentarios:
feliz año hermosa.
soy la prueba de que dios existe y escucha. Eso si, lo interpreta todo chueco.
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