Escalar es subir. Es trepar. Es encaramarse en un cerro, una montaña, el presente o en el pasado. Es lastimarse un poco las manos, es dolor en las piernas, en el alma. Rasparse las rodillas o el ego. Es subir aunque ya no se sabe por qué ni a qué ni para qué. Escalar es ir perdiendo el aire pero ir ganando una vista hermosa del todo.
¿Estoy escalando?
No lo sé.
Sólo sé que hay días en que duelen las rodillas, las manos, el presente, el pasado, en que falta el aire y en que dentro de todo eso, la vista es hermosa.
(En qué momento me volví bloggera de autoayuda?)
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