Aterrizada de la tierra del cabrito llegué casi casi directito al festejo cumpleañero de la Mafalda Mayor donde hubo taca-taca, carneasada, cerveza barrilito, tequila, muchas risas y mitotes. Yo estaba contenta por estar de vuelta y traerme tan buenas vibras de allá.
Lo mejor de Monterrey fue
1) Hacer nuevos cómplices: Sergio (y su encanto y su magia y su turismo por la cinco de mayo), Teresa Carmody (y su bello tatuaje a rose is a rose is a rose) y Maga (mi nueva gurú del cuento y del aguante nocturno).
2) Afianzar lazos con el JP, la Melmac, la Donovan y la Bubísima.
3) Escuchar, aprender, desayunar y hasta mitotear -rumbo al aeropuerto- con Myriam Moscona; reencontrarme después de doce años con Rocío Cerón a quien ya hace doce años se le adivinaba un futuro literario sólido y veo que no nos equivocamos.
4) Descubrir como excelente roommate y trip buddy a la Lore que se convierte en LA LORE cuando sale de Rosarito.
5) Vender libros pero, además, firmar libros para almas cercanas a este blog, personas que conocían antes la letra que a la autora y que se tomaron la molestia de ir a la presentación, no sé si les dije "gracias", en caso de que no: gracias, muchas gracias, por leerme, por ir y por los 60 pesos que pagaron mis zapatitos en Erez de Caché, ji ji.
Mañana me voy a las Ari-Zonas. Voy con el hijo y con mi amiga-vecina-comadrita.
Se siente bien haber hecho ese viaje y se siente bien volver a casa. Home sweet Home.
21.7.08
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