7.3.08

ENCUENTRO CON

Anoche inicié la lectura de Encuentro con Antonio de Dulce María González. Tecito en mano, almohadita bajo la cabeza, bien arropadita, abro el libro, inicio con los epígrafes, perfecto el primero, me voy al segundo y PLOP. Comprueben ustedes:

"Entonces aquello que, por piedad hacia mí, no quería yo
pensar, entonces lo pensé. No pude impedírmelo más, y
pensé lo que en verdad estaba yo pensando"

Caray, caray, caray. Vaya formas.

Inicio la novela con un epígrafe que quita el aliento y un primer párrafo que arroba. ¡Vaya formas!:

"-Así estará de pie- dice Mónica y se mira a los ojos que repiten sus ojos hasta cerrar el círculo de sí misma en el espejo. Está atrapada en ese mundo de Mónica mirándose"

Me digo una vez más: "nada como un buen libro para acompañarlo a uno, en esos momentos de uno".

(el susodicho epígrafe, por cierto, es nada más y nada menos que de Madame Clarice Lispector)

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