31.10.07

CRÓNICA DE UN BUEN DÍA

Ayer fue uno de esos llamados días buenos.

  1. Estaba medio afónica pero igual me las ingenié para dar clase. Tocaba el turno para hablar de la Generación del 27: leímos a Machado, a Hernández y, por supuesto, a Lorca. Mis alumnos que se resisten a la poesía, lograron amarlos. Aproveché el raite y hablé (¿de más?) de la Guerra Civil Española, incluso comenté sobre la Ley de la Ciudadanía Española, tema en boga esta semana. Cerramos con la lectura del artículo "Un secreto esencial" de Javier Cercas en la voz de Ariadna Gil y con las imágenes de esa España. Salí, claro, más afónica pero satisfecha.
  2. Después, con mis alumnos de profesional, retomamos el tema de la comunicación oral y el discurso. Y como yo sabía que no tendría voz, planee presentarles dos videos: un discurso de Hitler y un discurso de Obama. Impresionante cómo ellos solospudieron discernir y hacer agudísimos análisis de lo que llamamos las vvv de la comunicación oral: lo vocal, visual y verbal. Al final de la clase un alumno, admite con honestidad, que soy tan "gacha" radical con el asunto de la gramática que cuando escribe se la pasa revisando si puso o no puso acentos, incluso en sus trabajos para otras materias. Me di una palmadita invisible en el hombro.
  3. Llego a mi escritorio y Xitlalitl a quien llamo mi editora estrella me platica que mi novela que publicará Tierra Adentro está ya casi en el horno y que la portada es, y cito, "¡Hermosa!" pues se trata de una fotografía de nadamás y nadamenos que una de mis artistas favoritas: Daniela Edburg. Mi sonrisa borra la necia tos.
  4. Suena mi celular y mi querido señor EME, recién desempacado del DF se reporta para decirme que ha traído, como cada vez que viene, regalos para mí y para el de casinueve. Una deliciosa selección de libros se asoma de una bolsa negra.
  5. Depositaron la quincena (¡no es eso ya un buen día?!), hice mandado, compré, en este orden: disfraz talla 8, una calabaza, un espejo, dos litros de jugo de soya y naranja, un tinte, un bote de basura, catorce clavos de concreto y más pintura para mi casa.
  6. Le marco a cierta persona que hace un bello intento de subir su rating en mi vida. Lo logra, lo logra (cuelgo y no le digoque su sola voz sube todo rating).
  7. Llego a casa, es tarde ya, me pongo a trabajar en la traducción de un relato de mi tejano y fiance favorito. Leo, disfruto. Traduzco y disfruto. Qué placer, qué placer es leer con ojos de lectora y traducir con ojos de escritora (¿o era al revés?)
  8. Se dan las diez de la noche y llega a mí, como todo lo raro y mágico que llega a mí, la voz de Bulgákov quien dice "Las personas inteligentes han observado desde hace tiempo que la felicidad es como la salud: cuando la tienes, no la percibes".
  9. Cierro la página y me digo: Yo enferma y todo, la percibo, esa, la felicidad, pues.
  10. Apago la luz y la voz de mi bipolaridad imaginaria pregunta: ¿Y qué pasará cuando la salud vuelva o cuando la felicidad se haya ido? Le contesto: no sé, no importa, en verdad no-im-por-ta. Ya me preocuparé por eso cuando sea tiempo de eso.

3 comentarios:

John Pluecker dijo...

oye, la daniela también es tejana! y de jiusten además. pero me imagino que es mexicana, no sé.

un abrazo.

Román Luján dijo...

qué chido lo del libro. abrazotes.

mar adentro dijo...

Estos son los días que valen...los demás también, nada más que se nos olvida, pero esto...ah, qué daría como un día como éste...

Saludos.