El sábado al hijo se le cayó, finalmente, un diente que tenía casi un mes flojo. Ya nos tenía hartos. No podía comer esto o aquello por el jodido diente. El sábado mientras aceleraba con su dedito gordo en el gamecube jugando al Cars (con una cancioncita de richie valens que me tenía harta) pun, cayó el diente. Lo puso debajo de la almohada. Esperaba claro, la llegada de ratón. Yo no se lo dije pero en casa, había en realidad, un ratón. No sé si el de los dientes, pero ahí andaba, yo lo vi.
El caso es que al hijo se le olvidó lo de la moneda bajo la almohada a cambio del diente. Agradecí el gesto pues el "ratón del diente" estaba sin cambio. El domingo transcurrió con tranquilidad hasta que a eso de las 9:30 de la noche al ratón se le vio transitar del baño a una habitación. Y ni una jodida moneda le dejó a mi hijo, pensé después.
Esta madrugada al abrir la puerta de mi cuarto me encontré con el cuerpo sin vida del tal ratón. El principal sospechoso, dirán ustedes, es mi hijo. Pero no, él anoche no durmió en casa. Así que este es un misterioso crimen, porque el veneno que yo puse está intacto.
A todo esto, acabar con la vida de un ratón que no dejó la susodicha moneda a cambio de un diente... ¿es un crimen de primer grado?
30.10.06
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