13.3.08

NADA

Hay días en que uno no quiere nada. Ni escribir. Ni hablar. Ni hacer esa llamada. Ni mandar ese mensaje. Nada. Uno quiere nada. Uno lo que quiere es acordarse del fragmento de ese cuento que tanto le gusta que repite nada. Uno quiere dejar nada aquí como forma única de traducir(se):

"-Buenas noches -dijo el otro. Continuó la conversación consigo mismo mientras apagaba las luces. Es la luz por supuesto pero es necesario que el lugar esté limpio y sea agradable. No quieres música. Definitivamente no quieres música. (...) ¿Qué temía? No era temor, no era miedo. Era una nada que conocía demasiado bien. Era una completa nada y un hombre también era nada. Era sólo eso y todo lo que se necesitaba era luz y una cierta limpieza y orden. Algunos vivieron en eso y nunca lo sintieron pero él sabía que todo eso era nada y pues nada y nada y pues nada. Nada nuestra que estás en nada, nada sea tu nombre nada tu reino nada tu voluntad así en nada como en nada. Danos este nada nuestro pan de cada nada y nada nuestros nada como también nosotros nada a nuestros nada y no nos nada en la nada mas líbranos de nada; pues nada. Ave nada llena de nada, nada está contigo. Sonrió y estaba frente a una barra con una cafetera a presión brillante.
-¿Qué le sirvo?- preguntó el barman.
-Nada."

E. Hemingway.

1 comentario:

Antonio Ruiz Bonilla dijo...

Pues nada, que me parece una nada despreciable reflexión sobre la nada.
Un saludo y espero que puedas visitarme. De nada.