27.8.07

NO LE DIGO

Me mira a los ojos y me dice: desde que llegué ya casi no lees, ¿verdad? Sonrío. Creo que con la cabeza le digo no. Se apena, me abraza. Yo no le digo que quizás ahora en las tardes no estoy leyendo libros pero que leo, sí que leo. Que leo sus grandes ojos, sus pestañas. Los dobleces de su cuerpo. La palma de su mano. Las uñas que muerde y las que no. Leo su abrazo y su risa. La forma en que ata sus zapatos. Su sueño.

Leo la cursilería de la que soy capaz.

Leo, pero no le digo.

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