Armar una fiesta no es cosa fácil. Armar la del cumpleañero número ocho ha sido prácticamente una hazaña. Mi hijo, por cierto, confunde hazaña con lasaña. Ya se han resuelto varios puntos: pastel, dulces, comida, bebida. De la ropa ni hablamos, desde hace dos días se le trata de convencer de comprar un pantalón nuevo y hemos recibido como respuesta "sólo si es pants como el gris". El gris es de la old navy y aquí no hay old navy. Mientras todas estas decisiones se toman yo escribo, reescribo y borro en mi mente una y mil hipótesis para establecer esas dos que debo presentar para la casitesis. Camino y hago hipótesis. Camino y hago lista de cosas para la fiesta. Camino y me olvido de decir buenos días.
Y en mi mundo, cuando a uno se le olvida decir buenos días, ya es el colmo.
14.3.07
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