11.7.03

ELLOS, LOS OTROS (porque todos somos iguales y distintos)

Ellos. Nosotras. Ellos desde niños juegan al futbol, o a las luchitas, con carritos… Nosotras, de niñas jugamos a la casita, a poner cortinas, a darle comida a nuestros hijitos e hijitas con cabello de estambre o nylon. Nosotras jugamos a tener cosas, a ser miss universo o princesas encantadas. Jugamos a lo que no existe. Ellos, ven los partidos, tocan la pelota, la patean, agarran sus carritos y los mueven. Juegan con lo que ven, con lo que tienen en la mano.
Somos distintos desde pequeños, ellos y ellas mueven sus mundos reales e irreales conforme avanzan. Para ellos, lo básico, lo sencillo, (sí, lo sencillo). Para ellas lo extraordinario, lo mágico, lo complejo (que no siempre es complicado). Como la canción de Fred Astaire you say poteito, I say potato… Cada uno tiene su modo, su forma.
No es que uno u otra sean malos. Sólo son distintos. Es imposible mantener una relación si no se logra el equilibrio entre ambos modos, no puede regir uno u otro. Suena sencillo, suena a cliché. Pero no imagino otra forma de vida. Sólo el entendimiento y total conciencia de nuestras diferencias nos permiten la armonía.
Por qué cuando preguntamos: qué te parecen las cortinas, nos molestamos si su respuesta es, están bien. Por qué cuando nos preguntan qué tienes y contestamos nada, no entienden que sí es algo, pero no queremos hablar de ello aún. Por eso, porque somos distintos.
¿Iguales o distintos? A según. Yo digo que iguales y distintos. Sería genial estar siempre consciente de ello, así quizá la taza de divorcios no sería tan alta. O la taza de matrimonios. Una de dos. O las dos.

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