Cobró forma en el aula de preparatoria donde repartí papeles entre alumnas y alumnos y leímos en voz alta a ronco pecho esta obra de Federico García Lorca. Amo a La Poncia, ¿se los he dicho? No sé si soy demasiado optimista o qué pero juro que sentí que mis alumnos estaban interesados e intrigados con la trama.
¡Fui tan feliz!
(sí, sylvia, anda sé feliz con una obra que acaba con tiros y colgados)
1 comentario:
aaaay quisiera haberlos visto.
que lo hagan otra vez y los grabas, ¿sale?
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