Gérmenes van, gérmenes vienen. Menos moco, tos constante. He explorado mi garganta más de lo que cualquier otorrinolaringólogo. No veo nada distinto. Y sin embargo la cosquillita y la tos siguen ahí. Más remedios se amontonan en mi teléfono, en mi messenger y en mi correo. Todos genuinos y dulces (claro, incluyen miel), ninguno puesto en práctica. Diario necesito que te las ingenies para hacer días de 28 horas pues no me alcanza el tiempo para nada. Cuando menos lo espero ya amaneció, cuando menos imagino ya anocheció. El café en la taza no dura ni dos minutos.
Yo creo que tener tos es como cuando pierdes uno de los cinco sentidos, se agudizan los demás. No sé qué se ha agudizado en mí todavía pero me siento en otro nivel, ya hasta digo "ellos, los otros" cuando me refiero a los que no están enfermos.
Mi ánimo no decae, diario, no-de-cae. Bueno y es que hoy tuve un crush intelectual de carro a carro, ay diario, si yo te dijera.
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