DIJE QUE NO IBA A ESCRIBIR

di mi palabra.

pero hay palabras que no puedo cumplir.

las palabras "no voy a escribir por un tiempo", por ejemplo.

quiero escribir de quien fue al hospital por un dolor en el pecho y salió con el diagnóstico de una enfermedad que habrá de llevar consigo de por vida, que mata sólo si se le deja. quiero escribir de la estrella de mar que le traje a mi hijo. de nuestras charlas en el carro. de la forma en que me pregunta "¿cómo era cuando estabas casada con mi papá? ¿qué hacían o qué? ¿cómo era cuando todo era felicidad?" quiero escribir de la hermana de mi hijo o del amor que él le profesa a ella, de la forma en que le pide que diga o haga algo para que todos la vean como la ve él. quiero escribir de mis padres de lo mucho que les debo y de lo poco que se los digo. quiero escribir de mis sobrinos, del que toca la guitarra y del que escribe cuentos tristes, del que busca universidad y de las que -otra vez- tienen que aprender un idioma para vivir en otra ciudad. quiero escribir de los cuentos que he leído en estos dos días, de la música que he escuchado, de las ideas que se me atraviesan un domingo a las 11 después de ver una película de cowboys. quiero escribir de la casa que nunca voy a tener y de la vida que tanto me cuesta mantener. quiero escribir de la poesía que hay en Balandra, de los ojos de una niña que dice que ahí su mamá ya sonríe más seguido. escribir del pelícano que por morder un pez enredó su pico en el hilo de una caña de pescar. del señor que trató de desenredarlo. del amor que a veces me retumba y que no encuentra lugar donde acomodarse. del hueco que me queda cuando hay más silencio y distancia que palabras monas. quiero escribir de lo mucho que me gusta reírme, de lo mucho que me gusta hacer reír. quiero escribir de las películas que vi, de las películas que quiero ver. quiero escribir del dolor y del hueso.

pero no, dije que no iba a escribir y no voy a hacerlo.