Para seguir con mi épica del lado derecho les diré que después de los medicamentos tomados y el reposo lo siguiente fue armarse de valor e ir a cierto lugar altamente recomendado por mi muy querida doña Rosario con famoso tronador de huesos y alineador de vida. Pues bien, a eso de las nueve y cachito de la mañana, después de haber tomado mi dosis matutina de chai, agarré llaves y me dirigí al susodicho lugar donde después de explicarle varias veces a la recepcionista que sí que de veras que lo juro que he tenido collarín unas cinco veces, que no me han operado de ningún hueso y que ya sé que el nervio ciático surge por estrés, me pasó al consultorio. El médico en cuestión le hizo crack a mi cuello no una, no dos sino cuatro veces y salí de ahí mareadita pero caminando derechita y con la manda de volver en la tarde para la siguiente sesión tronahuesos. Llegué a la oficina acusando al hombre de caníbal de huesos pero, repito, llegué caminando bien, lado derecho y lado izquierdo en completa armonía.
Por la tarde la operación crack se repitió, me mordí la lengua (literalmente) y se me envió a casa con la nueva manda de permanecer una hora acostada en el piso completamete horizontal (o sería vertical y me confundí?). Y heme ahora, sintiéndome bien, menos nerviosa por lo que viene a fines de esta semana gracias a los txts de la poeta con llamarada, la artista visual de la cacho, la voz impasible de la de la cinco de mayo, los cariños de Mark Darcy, la risa de la vecina-amiga-comadre y los mensajes aquí mero de la S de las montañas. Nooombre con este cariño recibido, échenme otro ciático!
(lo último, por supuesto, es broma, con un nervio ciático maloso tengo, gracias qué amables)
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