El Juanan pasó casi tres días en casa de sus tíos. Mi hermano, mi cuñada y mi sobrino lo acogieron. Lo alimentaron, jugaron con él. Le ofrecieron ese calorcito que sólo la familia puede dar. Jugaron con bombas de agua, jugaron frente al televisor, comieron lo que mi hijo llama el invento del siglo: hotcakes, con jamón y un huevo estrellado encima.
Mi hijo relata todo lo que hicieron. Yo lo escucho y me siento feliz. Pienso en lo feliz que me hacía estar con mi tío Favio. Pienso en lo indeleble de las huellas. Me pierdo en recuerdos y entonces escucho que mi hijo me dice: "y entonces me convirtió en un burrito humano", despierto del entresueño y le pregunto:"¿en un burrito humano?". Mueve sus manos para explicarme y dice: "Mi tío me envolvió en una cobija, vueltas, muchas vueltas, como si yo fuera un burrito de frijoles, pero yo era un burrito humano. Me divertí tanto".
Van a pasar los años y la imagen del burrito humano se quedará ahí, enrolladita enrolladita.
31.7.07
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