Hoy al de seis le tocó pasar la tarde con su papá. La de treintayuno aprovechó y se fue a comer con dos amigos a quienes llamaremos: los literatos. Comimos a más no poder, hablamos como nunca y reímos como siempre.
Aderezamos nuestra comida con un poco de william blake y de david huerta, con anécdotas de carnavales en guaymas y de besos con carlos fuentes, temas para tesis y becas en europa, teorías de géneros (literarios y humanos) y funerales inn con lentes chanel.
Mi calabaza desapareció a las cinco de la tarde, hora en que fui por mi Príncipe encantado para volver a casa a ser la Cenicienta de siempre (ah pero cenicienta que lee a Boris Vian!).
25.3.05
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2 comentarios:
Veo que las lecturas de Boris Vian han marcado una pauta. Segundo post donde sale el nombre del genio. Siguiendo con tu lógica de cambiar los nombres propios por los años actuales, al bueno de Boris tendrías que pararte en los treinta y pocos porque el hombre vivió deprisa, murió pronto y dejo un bonito cadáver.
Salut bananera
Y bien vividitos sus treinta, bien vi vi di tos... bendito boris!
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