La naturaleza de las mujeres es, como la naturaleza, un misterio. No logro entender exactamente por qué ese asunto de las hormonas nos lleva a llorar con una facilidad enorme por una cantidad absurda de cosas.
Yo veo en la tele a una mamá lavarle el cabello a su hija y se me viene encima el mundo. Escucho cantar a mi hijo con su grupo del kinder y nudoenlagarganta. Veo las fotos de mis abuelas y escalofríos o como se dice: la piel chinita-chinita.
Observamos, sentimos, escuchamos algo con La Marca Conmovedora...
Y las mujeres lloramos.
Nos sentimos bien y lloramos. Nos sentimos mal y lloramos.
Y mi hijo me pregunta, ¿es cierto que los hombres no deben llorar? refiriéndose al decreto que mi padre ha hecho en torno a la masculinidad, y le digo que no, que no es cierto; pero, cómo le explico que por ese misterio de la naturaleza (de vuelta la burra -en todo sentido- al grano) a veces las mujeres lloramos más y casiporcualquiercosa.
Sí, no hay duda.
Las mujeres hasta en sueños lloramos.
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