La cita era a las 2:30 en el Non Solo Pasta de Alvaro Obregón. Llegamos, uno a uno. Las cuatro (ya casi cinco) personas que me han recibido en esta ciudad, que me han paseado, alimentado, bailado y consentido y tratado lindo-lindo desde que llegué.
Unos compartimos ensalada, todos pedimos coca-cola, una tomó sopa y otra dijo que su ensalada sin aderezo por favor. Nuestro menú recorrió los fussilis, el spagetti, los canelones y la lasagna. Más pan y mantequilla, si es tan amable. Hablamos de la edad de uno, del nuevo look del otro, de cómo nos conocimos unos y de cómo se han sentido de casipapás otros.
Fue uno de los mejores momentos de este viaje. Nos tomamos fotos, nos reímos tanto y entre líneas quedó bien claro que a todos nos gusta mucho el queso parmesano. Ya ven, no todo fue pasta.
Luego un Santa Clós vestido de franela y mezclilla nos trajo regalos al de cinco y a mí. No nos podemos quejar: lo mejor de Francisco Hinojosa para el pequeño y las novelas de dos cristinas fabulosas para mí. Le agradecimos el detalle con un abrazo y un bello disco de Eli Guerra.
Por la noche, la Negra (conocida también como La O) me llevó de farra... pero esa es otra historia.
p.s. Hoy me voy a casa!!
16.12.04
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